viernes, 2 de febrero de 2007

El hombre que no tiene música en su interior, aquel a quien la meditación no le sugiere dulces melodías, no sirve más que para traidor, ladrón, malévolo; la voz de su interior es lóbrega como la noche, su ilusión es árida como el Erebo.

!No confíes en nadie semejante! !Escucha la música!

Shakespeare

Anogarratzeya

Anogarratzeya